martes, 19 de junio de 2012

Ir esperando

Ir esperando
Como los cajeros automáticos de los bancos y cajas por mucho que tengan la forma de confesionarios no dicen nada y la única consulta que los puedes hacer es la del saldo, entro a la oficina para ver si el director o algún empleado me puede explicar de manera clara y amena las causas profundas de la crisis económica que padecemos y la manera que tiene que salir de él.
Me recibe un alto empleado el cual, como si ahora el confesor fuera yo, me confía en voz baja y mirando a derecha e izquierda para que no lo sientan que no entiende muy bien nada.
Sugiero: "¿Tal vez si hablara con el director?" "No se lo aconsejo, está más o menos como yo, sólo que por razones del cargo lo encontraría más abrumado."
El alto empleado me da un consejo: "Lea los periódicos, escuche tertulias. Hay muchas opiniones que quizás le serán de utilidad.
"El alto empleado ha utilizado un tono que indica que ni él mismo se cree lo que acaba de afirmar.
Le digo que ya lo hago, que escucho todas las opiniones que se me ponen a tiro y que lo malo es que de ninguna parte en saco nada en claro.
Le digo más, mucho más: que yo mismo soy tertuliano y articulista y que me acuso de un alto grado de irresponsabilidad porque, obligado por la temperatura ambiental, he formulado opiniones sobre la crisis que no conducen a ninguna parte ni pueden haber ayudado en nada los oyentes porque reconozco que de esta materia estoy absolutamente pegado.
"Como todo el mundo, como todo el mundo", trata de tranquilizarme al alto empleado.
Le digo: "Cuando hace una semana, en sábado, Europa rescató a los bancos españoles en quiebra, parecía que el lunes las bolsas y eso que llaman la prima de riesgo debían tocar las castañuelas.
Pasamos un domingo tranquilo y esperanzado.
Lunes llegó y constatamos que todas las ilusiones plegaban el ramo.
A partir de ese día nos pasamos la semana esperando el resultado de las elecciones griegas.
Y aunque las ganado el partido que querían las autoridades europeas que manejan la cosa económica, hemos tenido otro lunes negro, que es el de ayer.
"Observo que en el alto empleado los ojos le brillan.
Mi relato le ha dado pie para poderme decir: "Tendremos que esperar las elecciones americanas."
"¿Las americanas?" "El mundo es un pañuelo, que le tengo que decir."
"Pero son en noviembre." "Esto no es nada, un soplo, no nos daremos cuenta y ya estaremos." Feliz Navidad, pues.

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