lunes, 16 de julio de 2012

¿Cuánto cuestan los servicios sanitarios?

¿Cuánto cuestan los servicios sanitarios?
Según los precios públicos del Instituto Catalán de la Salud, una visita al médico de cabecera cuesta unos 40 euros

Salud sólo informa del precio de los fármacos
Durante el último año y medio, los gobiernos-catalán y español-han justificado los recortes sanitarias con dos grandes argumentos.
El primero es que los recursos se han reducido drásticamente y que, por tanto, no se puede gastar más de lo que ingresa, menos aún cuando la deuda ahoga. El segundo apunta a la ciudadanía, a quien, de forma más o menos directa, se ha responsabilizado de haber abusado o hecho un mal uso de los servicios sanitarios durante los años de bonanza y de tener poca conciencia de su coste.
Lo cierto, sin embargo, es que los ciudadanos tienen pocos medios para conocer y valorar lo que cuestan los servicios sanitarios públicos. Desde la administración tampoco se ha hecho demasiado pedagogía, salvo experiencias puntuales y de poca duración.
Actualmente, la única información que reciben los usuarios en cuanto a lo que cuestan las prestaciones sanitarias es la que aparece en las recetas de medicamentos, donde se indica el precio del tratamiento y la cantidad que deben aportar.
Tal y como está organizado el sistema sanitario, no es nada fácil llegar a saber qué tendríamos que pagar a un centro público para una radiografía, una operación de cataratas o una visita en caso de que no estuviéramos asegurados por el CatSalut.
Una manera de hacerse una idea es consultar el orden
de precios públicos del Instituto Catalán de la Salud (ICS), que recoge una larga lista de procedimientos y tarifas que, según el subdirector del CatSalut, Francesc Brosa, "reflejan precios reales, comparables a los del sector privado".
Los precios públicos del ICS-entidad que gestiona el 80% de la atención primaria y ocho grandes hospitales catalanes-son las tarifas que los centros deberían cobrar a los pacientes que no están cubiertos por el CatSalut, por ejemplo, a extranjeros que provienen de países que no tienen convenio con el Estado español en cuanto a cobertura sanitaria.
Estas tarifas también son las que han de facturar a los países correspondientes en el caso de pacientes extranjeros con convenio de asistencia. En este listado aparece desde el precio de una visita de atención primaria (40 euros) al de un trasplante cardíaco (120.228 euros).
Según Francesc Brosa, "en general, hay poca conciencia de lo que cuestan las intervenciones en salud", pero admite que para la administración es difícil dar esta información a los usuarios, más allá de los medicamentos.
De hecho, el CatSalut no dispone de esta información, ya que los hospitales no le pasan la factura de los servicios concretos que han prestado a cada paciente.
Para simplificar el proceso, el CatSalut contrata anualmente a cada centro un número determinado de altas (ingresos), visitas, pruebas, etc., Que se pagan a un mismo precio, calculado en función de los medios de que dispone cada centro y del grado de complejidad de las patologías que atiende.
Es decir, que el CatSalut paga lo mismo a un hospital para un paciente operado de apendicitis que por otro
que ha sufrido un infarto.
Si se cobrara a precio real, en general, los ingresos con cirugía serían los más caros, ya que una sala de operaciones requiere mucho personal y alta tecnología.
Por otra parte, los primeros días de ingreso también serían más caros que el resto, ya que son los que concentran más pruebas y las operaciones.

70 por ciento del coste de funcionamiento de los centros sanitarios corresponde a recursos humanos, según el CatSalut.

8685 millones de euros es el presupuesto de Salud del 2012.
Más del 75% se destina a la prestación de servicios y el 19% a fármacos.

Los CAP empiezan a cobrar con tarjeta a turistas
Los centros de atención primaria del Instituto Catalán de la Salud (ICS), que son el 80% de la red, han recibido instrucciones de cumplir con el deber de cobrar las visitas y prestaciones a los turistas que no estén cubiertos por convenios de 'seguro sanitario con el Estado español. Ya se han empezado a instalar datáfonos en los CAP para poder pasar tarjetas de crédito, según explicó a Europa Press el gerente de compra y evaluación de servicios del CatSalut, Josep Maria Argimon.
El ICS acaba de actualizar sus precios públicos (no lo hacía desde 2005) y, según Argimón, se adecuan al mercado. Después del verano, se hará balance de la facturación, que se hará, preferiblemente, con tarjeta para evitar fomentar la circulación de dinero.
Aparte de la atención a turistas que no están cubiertos por convenios, los CAP también tienen la obligación de cobrar a los ciudadanos catalanes por servicios que no están incluidos en la cartera de servicios, como, por ejemplo, la administración de una vacuna no prevista en el calendario obligatorio (aunque esta práctica es poco frecuente y normalmente los pacientes recurren a consultas privadas).
También se han de cobrar las emisiones de certificados médicos (20 euros), una prueba de detección de alcoholemia (70 euros) o una copia en soporte digital de una prueba de imagen (10 euros).
El ICS también tiene la obligación de facturar a las mutuas cuando atiende accidentados de trabajo o tráfico, pero lo hace a través de convenios específicos.

viernes, 6 de julio de 2012

CiU evita con el PP un mandato del Parlamento para suprimir el euro por receta

CiU evita con el PP un mandato del Parlamento para suprimir el euro por receta
Los dos partidos acuerdan que se evalúe la continuidad de la medida a partir de 2013
La oposición vota en contra, excepto ERC y el diputado Joan Laporta, que se abstienen
CiU ha sumado este jueves fuerzas con el PPC para evitar que el Parlamento aprobara una resolución instando a la Generalitat a suprimir el euro por receta, como pedía el resto de los grupos parlamentarios de la oposición.
El Parlamento ha terminado esta tarde el debate sobre el tercer plan de ajustes del gobierno, con la votación de las propuestas de resolución de los grupos parlamentarios.
Hasta el martes, la oposición en bloque abogaba por la supresión del euro por receta implantado por la Generalitat, para evitar que se sume al copago sanitario promovido por el gobierno español.
Este miércoles por la noche, el PPC buscó un acercamiento a CiU y entró en el registro del Parlamento una propuesta de resolución, tras negociarla con los nacionalistas, que planteaba la "supresión" del euro por receta "como máximo a 31 de diciembre de 2012 ", una decisión condicionada a si el gobierno valora que los objetivos de ahorro de la medida ya han dado sus frutos durante su aplicación en lo que queda de año.
Pero antes de cerrarse esta mañana el plazo para registrar transacciones entre grupos para retocar las propuestas presentadas, PPC y CiU han firmado una resolución que insta al gobierno a analizar los próximos meses el impacto del euro por receta farmacéutica, sin incluir ningún compromiso ni calendario para suprimir la tasa.
La resolución, aprobada esta tarde en el pleno, hace un llamamiento al gobierno a "analizar los próximos meses los efectos que, sobre las finanzas públicas catalanas tendrá la aplicación de las medidas del gobierno del Estado en relación con el gasto farmacéutico, así como la tasa "del euro por receta.
Y, de acuerdo con los resultados de este análisis y "en el marco de los presupuestos de la Generalidad de Cataluña para el año 2013 y de acuerdo con los objetivos de déficit", el Gobierno tendrá que "valorar la continuidad de la tasa ", indica la resolución, aprobada con los votos a favor de CiU y PPC y la abstención de ERC y Joan Laporta.
Para justificar su postura, el diputado del PPC Santi Rodríguez ha argumentado que su partido es partidario de no aplicar esta tasa "injusta, insolidaria e inútil", pero dada la insistencia del gobierno a mantenerla a pesar de la implantación del copago en España , se ha dado por satisfecho con el compromiso de CiU de "evaluar la continuidad" de la medida dentro de unos meses.
El más vehemente a la hora de criticar el acuerdo ha sido el diputado de ICV-EUiA Jordi Miralles, que ha acusado a la "derecha insensible" de llegar a un "acuerdo vergonzante" que implica que los catalanes "sigan pagando" el euro por receta.
Otros grupos de la oposición habían llevado a votación sus propias propuestas, exigiendo dejar sin efecto lo antes posible el cobro de un euro por receta médica, pero el PPC, con su abstención, ha hecho buenos los 62 votos de CiU para rechazar la idea.

domingo, 1 de julio de 2012

Los enemigos de la Iglesia

Los enemigos de la Iglesia
Pocos días antes de la verbena de San Juan, el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ya tenía lista la hoguera, que debía servir para quemar las críticas sobre las relaciones económicas entre la Iglesia y el Estado.
Nada que no sepamos y nada que no afecte al ciudadano.
Es lógico, pues, que los privilegios de la Iglesia estén en boca de propios y extraños.
Pero el obispo Munilla no lo ve así. Considera que la Iglesia está fuera de toda sospecha.
Y en sus declaraciones recurrió a los enemigos de la Iglesia, los cuales, de tanto mencionarlos, ya parecen de la familia.
La Iglesia de ahora es tan conservadora que ni siquiera se ha tomado la molestia de renovar el stock de enemigos.
Son los mismos de siempre. Sólo que más envejecidos. Pero igual de inofensivos que han sido siempre.
La laicidad sigue siendo la coartada para marcar distancias entre los laicos y los clérigos.
La diferencia está en el collarín de sacerdote, que ha recuperado protagonismo.
En cuanto a la secularización, ni siquiera es enemigo. Es una etapa de la historia.
La emancipación de la tutela de la Iglesia. Lo mismo que pasa con los hijos cuando se hacen mayores.
Se Van de casa, ¿qué quieres hacer?
Pero hay un punto, en esta cuestión, que se procura obviar: los curas secularizados.
No deben ser tan malos como queremos hacer creer, ya que, hasta el momento presente, no hay ninguno que haya sido acusado de abusos a menores.
De eso no se habla. No sea que alguien cuestionara el celibato.
Mejor que sigamos así, marginando a los clérigos secularizados, y a la vez lamentando la falta de vocaciones. Dios proveerá.
Entretanto, para evitar que la espera se haga larga, organizamos una nueva evangelización, que todo lo que tiene de nueva es que, en el texto de 30 páginas que debe marcar la pauta, no hay ni una cita del Vaticano II, y casi ninguna referencia al Evangelio.
Con estos peones, los anticlericales, que el obispo Munilla tiene en el punto de mira casi que son de sobra.
Deben pensar que, para desacreditar la Iglesia, nos bastamos solos. No hacen falta refuerzos.
Los refuerzos ya los tenemos: el obispo Munilla, por un lado, y el obispo Reig, por la otra.
El primero es llamado "el obispo que brilla", que rima con Munilla.
Y el segundo, el obispo "erre que erre", porque, palabra que dice, palabra que estropea.
Munilla se ocupa de mantener a raya a los enemigos de la Iglesia.
Y Reig, de mantener lejos de la raya divisoria los excluidos, que cada vez son más numerosos.
Al colectivo de homosexuales, hay que añadir las parejas de hecho, que de tantas que son es imposible contarlas.
Y todo lo demás, que también suma. Me refiero a los matrimonios separados, los divorciados, ya los que, tras una primera desgracia, han tenido la suerte de rehacer su vida con un nuevo amor.
O sea: que se han juntado. Y eso los separa de la vida comunitaria que tenían antes.
Pueden ser feligreses, pero no pueden considerarse admitidos.
La mesa eucarística les es vedada. Ante este panorama, me pregunto si la hazaña de Munilla-enviar a la hoguera las críticas y los criticones-, es un acierto o una solemne despiste.
Tal como están las cosas, es difícil saber si, en el futuro, no tendremos que recurrir a las mismas personas que condenamos a todo correr.
Basta que el Concilio sea el único en la historia que no ha condenado ningún error ni ningún hereje porque los anticonciliares de ahora no encuentren nada mejor que condenar a diestro y siniestro.
Salvo ajustarse al Concilio, todo es válido.
Diría que, de una manera u otra, los Munilla y los Reig intuyen que, en los años 60, los años que hicieron posible el Concilio, o ellos no serían como son o no habrían sido obispos.
Lo son gracias a la norma que impuso el papa Wojtila, y de la que preferimos no hablar, porque deja al descubierto el lado oscuro de Wojtila, y ya hemos convenido, tácitamente, que fue un gran papa.
Dejémoslo así. Pero la norma se ha de saber, dado que no ha sido revocada.
Está en vigor. Y no es otra que "báculo y mitra a cambio de lealtad personal".
Estamos hablando de la Iglesia de Cristo. Y la única lealtad posible es a Cristo.
La lealtad personal no tiene cabida. El Papa es el primero que se debe a Cristo.
Prometer lealtad a la persona del papa, pensando que la parte incluye el todo, es engañarse y engañar.
Esto es lo que hacen los regímenes totalitaristas, como el comunismo, que Wojtila tanto odiaba.
Y mira por dónde, la aplicó a la Iglesia. Los enemigos de la Iglesia no son externos. Están dentro.
Y lo que nos debería preocupar no son los "enemigos", sino la falta creciente de amigos.
Y olvidarnos para siempre de los enemigos. Nadie tiene más interés en mantener vivo al enemigo que el que vive de combatirlo.
Tal es el caso de la Iglesia, a día de hoy.